
En este discurrir
frente al papel
me acompañan
más personajes que personas.
Uno empieza a morar
la isla del auto destierro
A mezclarse como naipes
antes de una jugada,
iniciando la ceremonia lírica
de expandir las arterias
como tinta,
en palabras.
Yo no sé
si escribe el personaje
o la persona
Tampoco importa
porque somos uno.
Yo no sé
si te amo al poema
o a la carta.
Si como noche
me hago día,
o como día
me hago noche.
Sin orden
Despeinada
De mal humor
pero dulce
hasta el hartazgo.
Desprejuiciada
inmadura
reflexiva
racional
y hasta contradictoria.
No sé
si existo
o sólo
me inventé
para escribirte.